miércoles, 12 de octubre de 2022

El Calafate



Legada a El Calafate

Nos despertamos y nos dirigimos a la estación. El viaje duraba unas 6 horas. Tuvimos un problema con un pasajero... Bueno digámoslo bien. Tuvimos un problema con un imbécil de manual. Le llamaremos Imbécil. No sabíamos de que pais era pero el inglés lo entendía. Pues resulta que no le dejaba a Ale reclinar el asiento, así que ella, con muy buenas formas, se lo dijo. Imbécil decía que no le iba a dejar, que no tenía sitio. Con lo que se lo comentamos al conductor. Este vino y al verle, Imbécil se quedó tranquilo. Lo malo que en cuanto se fue, seguía sin dejarla reclinar el asiento, pero tras un tira y afloja, Ale consiguió ganarle la posición. Total que Imbécil empezó a moverle el asiento y a ponerle los pies encima del reposacabezas. Dani ya estaba calentandose poco a poco hasta que se levantó y le dijo un par de cosas, en unas formas no tan educadas. Fue mano de santo para Imbécil, que estuvo tranquilito el resto del viaje. 

Con tanto ajetreo, el trayecto, se nos pasó volando y sin quererlo ni beberlo cruzamos otra vez la frontera para volver a Argentina y ya estábamos en el El Calafate. Nos pusimos a preguntar en varios camping y hostales y nos decidimos por el camping Nirigau. El día no se iba a quedar en la anécdota con Imbécil. A la llegada a la recepción nos atendió Yamil, un chico muy atento y amable. Cuando estaba hablando comenzó a tocarse la pierna, se sentó y dejó de hablar. Le preguntábamos si estaba bien, pero no respondía. Estaba como ido y moviendo la cabeza de un lado a otro. Nos asustó porque no sabíamos cómo ayudarle. Tras un par de minutos así volvió en sí y nos explicó que tenía epilepsia y le acababa de dar una crisis. Vaya día llevábamos. Pusimos la carpa y la clavamos como si no hubiera un mañana. Soplaba muuucho viento! 

Así que nos fuimos a comer y a dar una vuelta por el pueblo. Probamos el guanaco, animal parecido a la llama. 

Cuando volvimos al camping conocimos a nuestro vecinos. Salvi y Lulu, y su perrita Cora, una pareja de argentinos que andaban recorriendo Argentina con su camper y nos ofrecieron llevarnos a ver el Perito Moreno. Muy majos ellos! 

Llegó la hora de dormir, así que nos metimos en los sacos a esperar que no se nos volara la tienda.


Glaciar Perito Moreno

Nos toca el Perito Moreno! Dani se levantó con el estómago de aquella manera... Había bebido de la "canisha", es decir, el grifo. Así que no le esperaba un día bueno... Nos metimos en la Cordelia, la furgo de Salvi y Lulu, y nos fuimos al Perito. 

Que imagen, ir llegando y contemplar esa gigantesca masa de hielo kilómetrica. 






El glaciar Perito Moreno se encuentra en el Parque Nacional de los glaciares. Tiene unos 5 km de ancho y la altura media de sus paredes de hielo es de 60 metros, alcanzando los 70 en algunas partes. Es impresionante verlo. Todos los glaciares de este parque forman el Hielo Continental Patagónico, una de las reservas de agua potable más importantes del mundo. 

Por la mañana realizamos los senderos habilitados para observar el glaciar. Dani aguantó el primero de ellos y se fue a descansar, ya que el estómago le estaba rejodiendo. Maldita agua de la canilla. Ale se quedó solita... Qué feliz estaba! 🤣

Por la tarde, después de reponer fuerzas y descansar (Dani se quedó traspuesto) en la Cordelia, reservamos el paseo en barco para ver el glaciar de cerca. Es una auténtica pasada contemplarlo tan cerca escuchando el crujir del hielo. Cual fue nuestra sorpresa que a bordo se encontraba Imbécil, os acordáis de Imbécil verdad? 




Al acabar el Paseo nos pusimos rumbo de vuelta. Salvi y Lulu nos dejaron el el camping y quedamos con ellos para volver a vernos en el Chaltén, nuestro próximo destino. Decidimos quedarnos un día más en el Calafate y buscar un hostel donde pasar la noche, ya que Dani se encontraba bastante mal del estómago. Así que desmontados la carpa y nos fuimos al hostel de al lado del camping. La tarde y noche fueron de fiebre para Dani. El día siguiente fue completamente de recuperación, Dani se lo pasó tumbado en la cama y Ale haciendo alguna compra y gestiones, ya que a la mañana siguiente nos marchábamos para El Chaltén. 

Es lo que tienen los viajes largos, en algún momento hay que parar para volver con más fuerza💪🏼💪🏼.

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