domingo, 25 de septiembre de 2022

Buenos Aires: La ciudad que no descansa

Llegada a Buenos Aires


Comenzamos nuestra aventura despidiendo a las familias en el aeropuerto con la mente puesta en un trayecto que, ya desde el comienzo, se preveía que iba a ser cansado... Y así fue... Dos escalas y tres aviones que nos dejó el cuerpo temblando. 


En el primero aterrizábamos en Lima, donde preparamos una "mini cama" entre asientos de aeropuertos, mantas y almohadas para pasar las siguientes cinco horas tras las cuales, embarcaríamos en el siguiente vuelo con destino Asunción. 






Esta escala fue de apenas dos horas, pero nuestro cuerpo mostraba los primeros signos de agotamiento. Tal era el cansancio, que en el último vuelo, en el que llegaríamos a Buenos Aires, no nos enteramos ni del despegue del aparato. 

Y por fin, tras 24 horas de viaje en total, aterrizamos en Buenos Aires, donde nos recogió Luis Miguel, un amigo de la familia de Ale, que nos trató como si fuéramos de los suyos. No tenemos palabras para agradecer todo lo que nos ha ayudado (y sigue ayudándonos). 


Después de dejar los bartulos en el hotel, y de hacer una pequeña ronda en coche por la ciudad, Luis Miguel nos invitó a su casa donde conocimos a su familia, su mujer Noemí, su hijo Jorge y su pareja Natalia. El asado que prepararon nos recuperó el cuerpo aletargado por el jet lag. 




Tras este maravilloso día y tras llegar al hotel de vuelta, nuestra única idea era descansar. Así fue, a las 8pm nos metimos en la cama para afrontar el primer día en la ciudad. 

El hotel se encuentra en el centro de la ciudad, a cuatro cuadras( medida que se utiliza en Argentina que equivale al segmento de una calle ubicado entre dos intersecciones consecutivas, por lo que no es lo mismo que una manzana) del obelisco, en la avenida Rivadavia. Allí conocimos a Inés, encargada de los desayunos y del día a día del hotel,que nos trató maravillosamente durante toda la semana. Persona encantadora de las que difícilmente nos olvidaremos.


La Boca, Puerto Madero y Centro Cultural Konex

La tónica de estos días en Buenos Aires ha sido clara: andar, andar y andar. El primer día recorrimos casi 30km. Nuestro primer destino fue el barrio de La Boca, pegado a los astilleros y Puerto en el que se encuentra Caminito, una zona muy colorida y pintoresca en la que los turistas encuentran todo lo necesario para hacer y deshacer y que fue uno de los lugares más fotografiados del mundo en 2018 y de la que, según los porteños, no conviene salir para recorrer. 

La Boca acoge al equipo del barrio, Club Atlético Boca Juniors que juega sus partidos en la Bombonera, estadio que visitamos y cuyos alrededores, al ser día de partido, se encontraban en plena efervescencia. Un kiosquero bastante frenético que conocimos en una compra, nos ofreció unos pases para ver el partido, pero rechazamos la oferta ya que no nos gustó su movimiento de mandíbula y condiciones para entrar al estadio.



Tras ello nos dirigimos a ver un mural gigantesco de Diego Maradona que fue empezado el día en que murió. Mereció la pena la caminata. 



Seguimos caminando hasta Puerto Madero, la zona más moderna de la ciudad, con numerosas tiendas y restaurantes. También probamos el choripán que entró como anillo al dedo después de los km recorridos. 

Por la tarde llegamos al cementerio de la Recoleta, en el que se encuentran personajes famosos como Eva Perón. Pero al ser las 17h y contando con que el cementerio cerraba a las 17h, no pudimos entrar. La casualidad... 

Después de tomarnos unas cervezas y entonar el cuerpo nos dirigimos al Centro Konex donde disfrutamos de un concierto de percusión del grupo "La bomba del tiempo", recomendado por nuestra amiga Paula y el cual no decepcionó. 

Tras ello, y ya entrada la noche, caminamos hasta el hotel donde acabó nuestro primer día en Buenos Aires.


Palermo y Café de los Angelitos




El día comenzó con un desayuno típico de café con leche con medias lunas, parecidas a los croissants. Agarramos un taxi(no lo cogimos, que aquí te miran raro si te coges un taxi) ya que queríamos ir a primera hora a ver el cementerio que no pudimos ver el día anterior. Pero parece que el cementerio no quería que entrasemos. Había que pagar la entrada con tarjeta y solo teníamos efectivo (el mundo al revés para nosotros), por lo que nos dirigimos hacia el barrio de Palermo donde visitamos el Jardín Japonés. 



También nos acercamos al parque 3 de febrero, donde pudimos disfrutar del rosedal, un espacio con 93 especies diferentes de rosas, de las cuales no había ninguna florecida por la fecha en la que estamos. Que desgraciaitos.



Después cruzamos la Plaza Italia y llegamos a la plaza serrano en Soho Palermo y poco después Palermo Hollywood, dos de los centros neurálgicos de este animado barrio donde nos comimos unas empanadas y unas buenas milanesas.


Tras una visita al Mercado de las Pulgas,un espacio lleno de antigüedades nos dirigimos de vuelta al hotel, por supuesto caminando, para sumar otra veintena de km a nuestras piernas. 


En el hotel nos recogió Luis Miguel, con su mujer Noemí y nos llevaron a cenar a uno de los bares notables de Buenos Aires, el Café de los Angelitos. Comida exquisita y espectáculo de tango. ¡Qué maravilla!afé de los Angelitos. Comida exquisita y espectáculo de tango. ¡Qué maravilla!







Edificios emblemáticos

El siguiente día comenzó con un free tour bien prontito por la zona centro. Pudimos ver y saber más cosas de espacios emblemáticos como el Congreso de la Nación, el Palacio Barolo o la Plaza de Mayo, donde se encuentra el Cabildo o la Casa Rosada, el equivalente a la Moncloa en España. 

Congreso de la Nación Argentina

 

Confitería del Molino

 

Plaza de Mayo y Casa Rosada

Edificio del Ministerio de Obras Públicas

Palacio Barolo

Cabildo

 

Casa Rosada


Al acabar pusimos rumbo al Teatro Colón, uno de los más importantes del mundo. Es un teatro espectacular pero tuvimos mala suerte ya que la sala principal no estaba iluminada por unas pruebas. No había otro momento para hacer pruebas, que le vamos a hacer. 





Como en ese momento podíamos comernos una vaca Argentina entera del hambre que teníamos, fuimos a una de las pizzerías que nos habían recomendado y que supuestamente, según un taxista al que preguntamos, era la mejor pizza del mundo (se notaba que era argentino). Era la pizzeria Guerrín. La pizza estaba buenísima pero quizá lo de "la mejor del mundo" le quedé grande. 



Por la tarde visitamos el Museo de la inmigración y el centro Cultural Néstor Kirchner y para acabar el día, agotador, que mejor que unas cervezas Quilmes bien fresquitas uyuyuyuy!






Reserva ecológica, Madres de Plaza de Mayo, Teatro Ateneo y Avenida Corrientes

A la mañana siguiente las piernas se notaban algo cargadas, como si un perro nos estuviera mordiendo los isquiotibiales. Como se dice habitualmente, estábamos tiesos. Que mejor manera de relajar los músculos que recorriendo la Reserva Ecologica Costanera Sur de punta a punta. Esta reserva es un parque enorme con varias lagunas donde los porteños van a pasear y hacer deporte. A la salida nos encontramos con varias estatuas dedicadas a grandes deportistas argentinos. De la estatua de Messi solo quedaba la placa con el nombre. No debe caer muy bien por allí🤷🏻‍♂️. 





"Ché! Tengo la panza vacía!" Comentó Ale, con un acento argentino totalmemte depurado. Por lo que caminamos hasta el Broccolino. Un restaurante italiano, que nos había recomendado Lina, la madre de Dani. La comida estaba espectacular, aunque un poco más caro de lo habitual





Después de calmar el instinto asesino de Ale cuando tiene hambre, nos dirigimos a la plaza de mayo. Todos los jueves, a las 15.30h se reúnen las "madres de plaza de mayo" dando vueltas al obelisco central protestando por los hijos secuestrados y desaparecidos durante la dictadura de Videla. Lo vienen haciendo todos los jueves a esa hora desde 1977 cuando se produjo el golpe de estado. Es bastante emotivo y te revuelve por dentro. 



De allí nos "acercamos" hasta la librería Ateneo. Una inmensa librería en el antiguo teatro Ateneo que merece la pena visitar ya sea para comprar unos libros, tomarte un café o simplemente, pasear. 




Para acabar el día, Luis Miguel, nos había conseguido unas entradas para ver una obra de teatro(una vez más, estamos muy agradecidos por todo lo que nos han ayudado y ofrecido). Buenos Aires es una de las ciudades con más teatros del mundo y caminado por la calle Corrientes, puedes observar teatros por todos los lados. Parecido la Gran Via en Madrid, pero a lo grande y con otro acento, viste. Fuimos al Teatro Multitabares a disfrutar de la obra "Tijeras Salvajes", una comedia muy buena. 


Y después de otros casi 30 km (ya casi tenemos la marca necesaria para la prueba de marcha en los próximos JJOO) llegamos al hotel para descansar para el próximo día en el que visitariamos el delta del Tigre


Delta del Tigre

Uno de los últimos días de turisteo que empezaba con unas buenas medialunas de grasa y unas facturas. Nuestro destino era Tigre, una ciudad de la provincia de Buenos Aires próxima a la capital federal. Para llegar allí decidimos primero ir en subte (el metro) donde también, como en Madrid, tienes que tener cuidado para no introducir el pie entre coche y andén. En la estación de Retiro, cogimos un tren, que tras una hora, nos dejó en la estación de Tigre. 


Tigre es famoso por el Delta que forma la desembocadura de los ríos Paraná y Uruguay, formando islas y pequeños rios con forma de laberintos. Nuestra primera actividad fue un paseo en lancha por el Delta, donde se ven las casas y de la gente que vive allí. El río estaba tranquilo por lo que no vimos nadie con la cabeza por fuera de la borda o tumbados con las piernas hacia arriba. 





Acabado el paseo, nos dirigimos al puerto de frutos, una zona comercial que antaño se dedicaba a la venta de frutas. Una casualidad lo del nombre. 



Por la tarde dimos una vuelta por los alrededores y pusimos rumbo de vuelta a Buenos Aires. Esta vez subimos al tren de la costa, que supuestamente, realiza su recorrido por la costa del Río de la Plata (decimos supuestamente porque llegas a ver la costa en pocos tramos del trayecto). Una vez en Buenos Aires, unas cervecitas y de vuelta al hotel.



Barrio Chino millonarios de River y museo ESMA

Penúltimo día en Buenos Aires y no podíamos dejar de hacer lo que veníamos haciendo durante toda la semana... Nuestras piernas y pies nos pedían jarana, y teníamos que darles lo que querían. Así que nos pusimos a ello: caminamos toda la calle Santa Fe hasta llegar al barrio chino. Así lo llaman, porque calle China tiene un menor grado de atracción hacia el turista. Esta calle tiene numerosos bares y puestos con comida asiática así como algunos supermercados. 

Tras recorrer la calle, nos dirigimos hacia los aledaños del estadio del River Plate, el otro grande de la ciudad. Era día de partido, y los hinchas se agolpaban por los alrededores cantando, dándole al bombo y bebiendo. Tras mucho ensayo, conseguimos la técnica adecuada en el movimiento de brazo, codo y muñeca mientras que repetiamos las letras "lololololo". Grandes los millonarios de River, una lástima que perdieran 0-1 en el último partido contra el último clasificado. 



Después de bebernos unas fresquitas con los chavales, nos encaminamos directos al Museo Ex Esma. A este centro trasladaban a los secuestrados durante la dictadura (1976-1983) para retenerlos, torturarlos y hacerlos desaparecer. Recorrer las calles de estos edificios te pone la piel de gallina y sobre todo en el edificio, que ahora se ha convertido en Museo de memoria, donde eran torturados. 

Una de las formas que tenían para no dejar constancia de los asesinatos eran los "vuelos de la muerte". Les drogaban, ponían cemento en los pies y los lanzaban desde avionetas al río. 30000 personas secuestradas de sus casas que jamás volvieron. Simplemente, por tener un pensamiento diferente. 

Una vez recuperados de tales sensaciones, seguimos caminado... Esta vez fuimos a Casa de Luis Miguel y Noemí, que nos habían invitado a una cena de despedida en su casa. Nos repetimos, pero como de bien nacidos es ser agradecidos...no nos cansamos de agradecerles todo lo que nos han ayudado. El menú fue matambre, vitel toné y unos sorrentinos espectaculares. Tras despedirnos efusivamente y como no podíamos andar y solo rodar, Jorge, su hijo, nos acercó al hotel. Subimos a la habitación como pudimos. Nos quedaba una mañana para disfrutar de esta magníficamagnífica ciudad. 





Mercado de San Telmo y viaje a Puerto Iguazú

En nuestro último día en Buenos Aires (mejor dicho, nuestra última mañana) visitamos el mercado de San Telmo, inaugurado para abastecer de productos en la ola de inmigración proveniente de Europa, mayoritariamente. En la plaza Dorrego de este característico barrio, se puede encontrar los domingos por la mañana un mercado de artesanía que se extiende por las calles contiguas. Viene a ser el rastro de Buenos Aires. 





Tras la visita, recogimos nuestras mochilas en el hotel para encaminarnos a la estación de Retiro. Nos esperaba un autobús durante 17 horas hasta nuestro próximo destino... Puerto Iguazú!!! El "colectivo" era muy cómodo. Elegimos el asiento semicama y te proporcionaban un snack. Una detalle curioso es que en los traslados de larga distancia viajan dos conductores. Y no se realiza ninguna parada... Por supuesto el autobús cuenta con servicios y puedes pasear para coger café o agua en cualquier momento. Salimos a las 14pm y llegamos a Puerto Iguazú a las 7am del día siguiente. No tuvimos ningún problema para dormir toda la noche y descansar para lo que venía... Las cataratas de Iguazú!