miércoles, 16 de noviembre de 2022

Tres cruces, Inca Cueva e Iruya



Tres Cruces

Llegamos a Tres Cruces en bus, y otra vez Dani, se dejó una bolsa con tres frutas, unas galletas y algo más de comida en el suelo...esta vez no pudo ser recuperada😩. Pero... la vida es mucho más que una bolsa con comida...no? Total, que allí en Tres Cruces, un pueblo con 3 casas, nos recogió el señor don Zeferino y nos llevó 8 km hacia la casa de Tere, donde íbamos a pasar un día de inmersión cultural total. 




Perros, cabras, llamas... Mucho animal suelto. La estancia era muy rústica. El agua la sacaban del pozo con un molino (que estaba roto) y la energía la obtenían con un panel solar. Obviamente, nada de cobertura y para que hablar de Wi-Fi. Si quieres desconectar ese es tu sitio.

Allí vivía Tere y su madre Isabel de 84 años aunque también ayudaba su hija Sofía, con su pequeño Noa de 6 años. 




Al llegar tomamos anchi, una bebida ancestral típica y nos pusimos a preparar la comida. A Dani le tocó lavar la quinoa. La lavó una vez. Y Sofía le dijo:" No no. El agua tiene que salir clara... " Se le quedaron las manos con más arrugas que la cara de un Shar Pei. 





Ale se encargó de pelar las papas andinas. Papas que eran casi como judías. Una olla entera. Estuvimos 3 horas para pelar las papas. Eso sí, el guiso de papas y charqui (carne de llama deshidratada) era otro rollo😋😋. También preparamos empanadas de quinoa y charqui. A Ale se le complicó el trenzeo... pero como se las comía luego! 


Por la tarde fuimos a recoger a las llamas que estaban pastando. Aprendimos mucho sobre este animal tan peculiar: como esquilarlas, esperanza de vida o como "hacerlas carne"... Viene a ser como el cerdo en España, se aprovecha todo! Son animales muy inteligentes y muy curiosos.





Por la noche cenamos todos juntos (don Zeferino también se apuntó. No se pierde una el tío). El menú era api (un té de harina de maíz morado) y unas tortillas rellenas de queso. Qué buen día y que experiencia tan gratificante. Nos fuimos a dormir ya que a las 8, don Zefe, nos recogía para llevarnos de vuelta a Tres Cruces.







Inca Cueva

Hoy tocaba visitar Inca Cueva. Una cueva pre-incaica con pinturas rupestres de hasta 10000 años de antigüedad. El bus desde Tres Cruces nos dejó en la senda hacia Inca Cueva.




Una vez allí aprendimos sobre los Humahuacas, una tribu pre-incaica que vivía allí y cuyo nombre significa "cabeza que llora" ya que a sus enemigos les cortaban la cabeza y la ponían en una pica en lo alto de un cerro. No se andaban con tonterías. 





Todo el lugar que rodea la cueva es espectacular. 

A la vuelta hacia la carretera por la quebrada nos encontramos con muchas llamas pastando. Nos siguen gustando mucho estos animales ya sea en guiso, milanesa o en empanada... 😜




Iruya

Nos dejaron en Tres Cruces dos chicos que nos levantaron. El objetivo era llegar a Iruya pero el Bus no salía hasta las cuatro... Así que hicimos dedo y que suerte la nuestra que nos levantó Ale y Octavio, una pareja de Tucumán que iba hasta allí, y con la que hicimos muy buenas migas. El camino era espectacular llegando hasta los 4000 y pico metros por carreteras de ripio hasta llegar a Iruya, un pequeño pueblo entre montañas situado en el cañón de un río. Es el pueblo situado más al norte de Argentina que vamos a visitar. 



El incendio de Salta está siendo tan grande que incluso el humo ha llegado aquí. De momento van más de 40000 hectáreas quemadas. Una auténtica catástrofe natural, que parece que no se le está dando importancia.  

Nos instalamos en un hostel y nos dimos una vuelta por las calles empinadas. Un día más que acabábamos reventados. ¡A dormir!

Al día siguiente hicimos un trekking hasta San Isidro, un pueblo a 8 km, al que se llega por un camino precioso por la orilla del río. El río hay que cruzarlo en muchas ocasiones. Siempre se espera algún fallito del otro y que haya pie en agua. Pero en esta vez los dos fuimos muy habilidosos y no hubo sorpresas. 








San Isidro es un pueblo muy pequeño que se encuentrarn medio de las montañas con unos 350 habitantes. Después de almorzar, pusimos rumbo a Iruya. 




Una vez allí, nos sobraban las fuerzas, y decidimos subir al mirador del Cóndor, aunque no pudimos disfrutar de las vistas por el humo del incendio... 

Acabamos el día de cena con Ale y Octavio planificando un día más juntos para visitar las Salinas Grandes, en Jujuy